El Seminario Diocesano de San Rafael Arcángel tuvo sus inicios como toda empresa y obra de Dios, con la guía y sostenimiento del Espíritu Santo y los esfuerzos de personas que lucharon tesoneramente en cada momento y época poniendo así, los cimientos de esta Institución.
La historia constata la fundación del Seminario en sus inicios como dependiente del seminario tridentino de Puebla; sin embargo, antes de estos hechos Don Ignacio Carreón, sacerdote huajuapeño, reunió a 25 jóvenes para formar el primer seminario; esta obra no prosperó, no obstante, se conoce el dato de un sacerdote ordenado debido a esta inquietud; el padre José Florencio Toscano.
Será hasta 1872, cuando el señor Cura Don Juan de Dios Flores y Rosendo, por indicación del Obispo de Puebla: Carlos María Colina y Rubio, abrió el Seminario Sucursal, con 50 alumnos de donde salieron sacerdotes y hombres de provecho en la vida religiosa, política y social en nuestro estado, esta obra decayó.
Posteriormente el 10 de febrero de 1889, el señor Cura Don José Esteban Sánchez Rebolledo, pidió en forma de decreto de erección del Seminario Sucursal al Obispo de Puebla Francisco Melitón Vargas Gutiérrez, que estaba de Visita Pastoral en Tezoatlán; para que se enseñara gramática latina, castellano y, de ser posible , filosofía; el 12 de febrero recibió la aprobación. Al final del documento se lee lo siguiente: “…recomienda, en gran manera, que se atienda la educación religiosa con preferencia a cualquier otra: que se imparta a los alumnos buena instrucción sobre sus deberes para con Dios, para consigo mismo y para con sus semejantes; formando en el dicho seminario, buenos, amantes hijos, adictos de corazón a la Santa Fe católica, y amantes también a su Patria”9
El padre Rebolledo abrió entonces nuevamente las puertas del Seminario, quedando él mismo como Rector; se usaron los textos del Seminario de Puebla; no obstante, al marcharse poco a poco empezó a decaer.
Con la llegada del Sr. Dn. Rafael Amador como párroco en 1892, hizo suyas las inquietudes de los párrocos anteriores y así, ayudado de su vicario, se reinició la obra con mucho ánimo. En 1898 se tiene ya, formalmente, el primero de latín, el segundo consecutivamente y el tercero; así para 1901 se inicia el estudio de la filosofía; en este tiempo, el Sr. Rafael Amador se ausenta a la ciudad de Puebla quedando al frente Fray Antonio de Jesús Castillo y posteriormente el Sr. Cura Don Victoriano de Jesús Vázquez. El 2 de diciembre de 1901 vuelve el Sr. Amador y reanuda sus esfuerzos para animar más el Seminario. Dos años más tarde concluiría los estudios de filosofía para iniciar en 1904 la cátedra de Teología.
NUESTROS OBISPOS:
Monseñor Rafael Amador y Hernández. En toda esta gigantesca obra, se ha plasmado la mano cariñosa de nuestros obispos.
La preocupación inicial de Monseñor Amador, por la construcción permanente del Seminario fue grande y aguda, ya que precisamente las tensiones surgidas debido a la naciente Diócesis influyó en la necesidad de tener sacerdotes para el servicio pastoral y así enfrentar las necesidades de la evangelización. Esta preocupación se reflejo en el Primer Sínodo diocesano realizado en 1906, donde se dieron grandes pautas para la dirección de la Institución: sobre el gobierno, el rector, superiores, profesores, alumnos, cursos, vacaciones, candidatos, sostenimiento, entre otros; esto sirvió de base para los estatutos posteriores.
Otro dato singular también fue, que el mismo obispo, al realizar sus visitas pastorales, hacia el llamado directamente a los adolescentes y jóvenes que asistían a las catequesis parroquiales; el Sr. Obispo veía a los que tenían más interés vocacional y llamaba a sus padres y les decía que sus hijos tenían que asistir al Seminario; y fue así como empezó a llenarlo de vocaciones.
Con la Erección de la Diócesis el 12 de mayo de 1903 y al ser electo como su Obispo el Dr. Dn. Rafael Amador y Hernández, lo primero que realiza es la fundación del Seminario Diocesano de San Juan Bautista el 05 de enero de 1904; “con el mismo fin de la Iglesia Universal de Jesucristo de procurar y promover los medios adecuados a la conveniente formación de los que han de ser luz del mundo y sal de la tierra”; (Dr. Guillermo López García, Rector del Seminario en un discurso de inauguración del curso académico del 8 de enero de 1905) siguiendo así los preceptos recibidos por el Romano Pontífice León XIII en la Bula “Apostólica Sedes”, por la que erigía la Diócesis y que expresaba la urgencia de la Institución del Seminario Diocesano, “lo que más urgimos, en sumo grado, es que el nuevo Obispo instituya la nueva obra del Seminario Diocesano, según las prescripciones del ya mencionado Concilio Tridentino; y que, con la mayor preocupación vigile en él, por la piedad de los mismos alumnos y santidad de costumbres para la acertada recepción de la sagrada ordenación; que se fomente y cultive con la sana doctrina, principalmente tomada de la fuente del Angélico doctor Tomás de Aquino”.13 Posteriormente, al Seminario en 1910 se le bautizará como “Seminario Conciliar de San Rafael Arcángel” al recibir sus Constituciones en el segundo sínodo Diocesano, nombre que sin duda estuvo inspirado en honor a su fundador.
Mons. Amador se afanó por poner a sus mejores sacerdotes al frente de la Institución, entre ellos estuvo como Rector, el Pbro. Dn. Guillermo López García, sacerdote que el mismo ordenó.
En la primera semana de enero de 1903, encontramos a López García impartiendo las cátedras de 1°, 2° y 3° año de filosofía en el Seminario. Transcribo solo algunos de sus discípulos: José Cantú Corro, Rafael Gutiérrez Maza, Guadalupe Velazco Amador, Leonardo García, José Velazco Amador, Ismael Villalba, etc. 6
Es así como queda fundado nuestro Seminario Diocesano, germen de grandes hombres como un Rafael Gutiérrez Maza, un Manuel Cubas Solano, José Cantú Corro…
Desde sus orígenes, el seminario, para formar a sus sacerdotes de acuerdo a los tiempos ha estado en diversos lugares. Su primera casa: fue en los anexos de Catedral (curato parroquial) de 1872 a 1892; posteriormente en 1904 se ocupó la casa que fuera del Gral. Ignacio Vásquez ubicada frente al Templo Expiatorio del Carmen; el 19 de septiembre de 1910 se ocupará la prolongación del Obispado en Madero no. 8, mejor conocido como el “Seminario Amarillo”. Debido a que los seminaristas pintaron todo el edificio de color amarillo, Hoy Escuela Antonio de León.
Mons. Luis M. Altamirano – segundo obispo- quien sufriera el destierro; Estableció el día 19 de marzo para que fuera la celebración del día del Seminario; en 1930 dio normas para la realización de escrutinios; estableció también la congregación Mariana que se encargaría de honrar y venerar a la Virgen María en todos sus días festivos. Fue un gran orador reconocido a nivel nacional, que infundio un amor grande a la Sagrada Escritura.
En la persecución religiosa estuvo en Acatlán de 1924 al 1926. De 1927 al 1928 en Petlalcingo, Pue., posteriormente en la parroquia de Chila, durante los años de 1935–1936. Después se trasladaron a San Miguel Ixitlán 1936-1937, donde permaneció un año y medio. Fruto de este destierro fueron los siguientes sacerdotes: Adolfo Barragán R., Daniel Ramírez, León Flores, Rodrigo Montes, Celerino Acevedo, Eduardo Aguilar, Francisco Ortíz, Epifanio González y Artemio Legaria.
Mons. Jenaro Méndez del Río –Tercer obispo- quien brindara especial atención a las Escuelas Católicas para promover vocaciones, fue él mismo rector del Seminario; fundó la Escuela Apostólica en 1942, promovió el aspecto cultural de los seminaristas; sobre todo en el campo literario-musical. Fue muy recto en sus disposiciones y muy amante de la Virgen María y de la Eucaristía. El Arzobispo de México venia con frecuencia a visitarlo y a consultarle sobre su gobierno pastoral.
Al regreso del exilio, ocupó la actual casa del Señor obispo y en tiempos del Sr. Méndez del Río pasó a la casa de la familia López Alavés, conocida como “la barra de Tampico”. En 1940, el seminario mayor se estableció en el templo de San Miguel y así ocupó la casa de ejercicios en el centro de la ciudad, hoy “Morelos 39”.
Don Celestino Fernández y Fernández., -cuarto obispo- quien hizo que el Seminario participara en el Primer Congreso Nacional de Seminarios en 1958; se inició en este tiempo la participación en las grandes Solemnidades en la Catedral con el servicio del coro y en el servicio litúrgico. Le tocó en 1954 la celebración del Cincuentenario de la fundación del Seminario. En este año el Seminario forjó su ideal que se simbolizó en su escudo con, su lema: “Spe gaudentes satagite” “ESFORZAOS GOZANDO EN LA ESPERANZA”; En enero de 1954, se celebraron las Bodas de Oro de la Facultad de Teología donde se respira al Dios revelado, formando apóstoles para presentarlos en la arena del mundo. En 1955 reconstruyó el antiguo edificio del Seminario Mayor en Morelos 39, en torno a la capilla de San Miguel, se hizo un segundo piso con cuartos de los Sacerdotes, las celdas de los alumnos y arreglo de la biblioteca. Se iniciaron las vacaciones comunitarias que realizaron en diversas parroquias de la Diócesis; Tecomaxtlahuaca, Juxtlahuaca, y la comunidad de Suchitepec. que los entrevistaba a cada uno.
La renovación teológica del Vaticano II, se reafirmó con nuestro quinto Obispo Dn. José López Lara; tanto Obispo, presbiterio y equipo formador, fueron los motores para llevar a cabo esta renovación en nuestra Institución. Estos años fueron difíciles para todos los seminarios por el ambiente que se formó precisamente por esta renovación; hubo escasez de vocaciones y muchos alumnos dejaron el Seminario. Lo que ayudó mucho a la vida del seminario, fue precisamente el amor de su obispo, que se manifestó en su visita constante al seminario y promover a los alumnos en el deporte. Se construyó el Seminario Menor actual y se inició el Seminario Mayor.
Se realizó un reglamento de acuerdo al proceso de actualización. Se acentuó el aspecto pastoral, se trabajo para que la formación no fuera solamente teórica sino también práctica.
En las bodas de Diamante de la diócesis el P. Luis Martínez y su equipo presento una exposición cultural de la Diócesis, con arquitectura, escultura, música, pintura y artesanías.
El señor obispo quiso hacer de su Diócesis una gran familia.
El edificio del Seminario Mayor ubicado en Morelos 39 fue destruido por el sismo del 24 de octubre de 1980, a las 8:55 am., obligando a los alumnos a trasladarse a las instalaciones del Seminario Menor, mientras se iniciaba la construcción de la nueva casa que actualmente tiene en Mina 79. El jueves 25 de marzo de 1982 el Excmo. Sr. D. José López Lara, Administrador Apostólico de nuestra Diócesis, bendijo y colocó solemnemente la PRIMERA PIEDRA del Nuevo Edificio del Seminario Mayor. (cfr. Revista Construyendo, año 1 n.3)
Mons. José de Jesús Aguilera, -sexto obispo- continuó y terminó las actuales instalaciones del Seminario Mayor. El 24 de marzo de 1983 Bendición del dormitorio de los alumnos. Primera unidad. El 12 de mayo de 1984, bendición del dormitorio de los
padres. Segunda Unidad. El 11 de mayo de 1985, bendición de la capilla. Tercera Unidad. 7 de septiembre 1986. Bendición de Rectoría y Salón de Usos Múltiples. Cuarta Unidad. La capilla del Seminario Mayor fue un regalo de la Señorita Socorro Romero, y se realizó según los planos del Arquitecto… Quinta Unidad. 12 de mayo de 1987. Bendición de aulas. 29 de septiembre de 1988. Bendición de las canchas de Básquet-Ball. 7 de enero de 1989. Bendición del Comedor. Sexta Unidad. 1990 Construcción de talleres. Séptima Unidad. Mostró también gran amistad y confianza a su equipo formador. Se permitió y fomentó la participación de laicos en el cuerpo del profesorado; se preocupó por la preparación académica de los alumnos; tomó al Seminario como el corazón de la Diócesis y mandó a estudiar alumnos a diversas Universidades. Será en este período cuando se recibirán alumnos de otras diócesis para su formación sacerdotal; como serán de las Diócesis de Tuxtepec, Oax., de la Prelatura Mixe, Oax., y posteriormente de Tlapa, Gro.
El Sr. Aguilera se interesó mucho por la vida espiritual de los sacerdotes desde su ordenación en Roma, y sufrió las consecuencias de esta oblación.
Con la llegada de Mons. Felipe Padilla Cardona, séptimo obispo, se promovió también el aspecto académico del Seminario enviando alumnos al extranjero. Promovió especialmente la formación del clero, insistió en la preparación consciente de las religiosas y los laicos, construyó la Casa de Pastoral “Señor de los Corazones” para la formación de todos. El mismo dio clases de Sagrada Escritura en el Seminario. Los nuevos edificios tanto del Seminario Mayor y Menor, con la ayuda del equipo formador, se acondicionaron en todos los aspectos; (luz, tubería de agua, libros para la biblioteca, etc.)
Con la llegada de Mons. Teodoro E. Pino Miranda, nuestro octavo Obispo, se ha puesto la mirada en un futuro lleno de entusiasmo pero también comprometido con la formación integral de los sacerdotes, sobre todo en el campo pastoral donde aterriza todo el trabajo de la formación mirando por la Nueva Evangelización.
Para la conducción del Seminario, Mons. Teodoro ha mantenido frecuentes reuniones con el equipo formador, así también de las reuniones programadas con los profesores y los obispos de Tuxtepec, Mons. José de Jesús Castillo Rentería., y de la Prelatura Mixe, Mons. Luis Felipe Gallardo.
Visita regularmente a los alumnos manteniendo así una especial convivencia con ellos; esto por medio de la Celebración Eucarística, en sus diversas festividades y convivencias deportivas, en tiempo de navidad y la festividad del Santo Cura de Ars, ha promovido la convivencia entre sacerdotes y seminaristas. Se preocupa porque el Seminario dialogue con diversas Instituciones. Se ha iniciado nuevamente una etapa de formación de los seminaristas en el extranjero.
Con el trabajo del Equipo Formador, se ha elaborado un nuevo Reglamento, que tiene como finalidad consolidar los aspectos formativos, con miras a la educación integral de los futuros presbíteros; se insiste en la corresponsabilidad y madurez de cada alumno, así como la suficiente preparación en todas las áreas de formación de modo particular en los medios de comunicación social. El equipo formador se enriquece en la participación de las actividades diocesanas. La práctica pastoral de los alumnos se prepara y se organiza conforme al trabajo de los decanatos. Los seminaristas participan en las Escuela de pastoral, en el propedéutico, en algunas parroquias antes de ser ordenados.
En cuanto a la formación académica, a lo largo de la vida del Seminario, han sido muchos los catedráticos que han ofrendado su vida a la formación de los futuros evangelizadores mixtecos, siendo uno de los primero, Fr. Antonio de Jesús Castillo, quien ocupó la cátedra de Teología Moral por mucho tiempo, el M.I. Sr. Cango. Manuel Cubas Solano, además, el Sr. Cango. D. Porfirio López Alavés, profesor de filosofía y literatura; el Sr. Cango. Dr. D. Senén Villagómez y el Dr. D. Gregorio Camarillo Flores, profesores de teología dogmática; M. I. Sr. Cango. Dn. Isaías Durán R., el Pbro. Celestino Osorio Z., el M. I. Sr. Cango. Dn. Ildefonso Ibáñez Z., el M. I. Sr. Cango. Dn. Francisco Rojas López; el Pbro. Miguel Ambrosio V., el M. I. Sr. Cango. Francisco Camarillo R., el Pbro. Dr. César Mora P., el M. I. Sr. Cango. Dn. Teófilo Domínguez Jordán, el M. I. Sr. Cango. D. Adolfo Barragán Ramírez, Pbro. José González Díaz, por mencionar algunos.
En cuanto al arte, el seminario se ha destacado en diversas obras, comedias, dramas, zarzuelas, sainetes y pastorelas. Ha sido el lugar, también, donde se han cultivado poetas y literatos como el P. José Cantú Corro, P. Miguel Reyes, P. Gerardo Mora Paz, Wenceslao M. Hernández Bragado, P. Eliseo López Soriano, P. Josafat Herrera Sánchez…
En la música, llegado el tiempo oportuno, se promovió el orfeón, más tarde la estudiantina y grupos de música moderna. Se han realizado conferencias culturales, academias literarias, exposiciones culturales. Para difundir más la cultura, ha editado distintas revistas como: El Amador, Ráfaga, Proa, Signnum, Imagen. En el deporte se tiene gratos recuerdos de grandes equipos, como el “Santa Fe”, “Juventus”, “San Rafael”, etc.
Durante cien años, ha sido una fértil fuente de santidad que ha formado jóvenes levitas como D. Rafael Gutiérrez Maza, Isaías Duran Rodríguez, Arnulfo de Jesús Barragán, Mario Alvarado Bravo y otros. Ha puesto su empeño, también, en la formación cívica y patriótica de los jóvenes.
En la construcción del Seminario Mayor También se hizo un gran tanque para rescatar el agua de lluvia de los techos en el Seminario Mayor.
Información: Rvdo. Cango. Pbro. Luis Martínez.