Monseñor Miguel Ángel Castro Muñoz nació el 15 de noviembre de 1970, en Puebla, Pue., y fue bautizado el 3 enero de 1971.
Sus padres son don Rubén Castro Argüelles y doña Eva Muñoz Rodríguez. Es el mayor de sus hermanas: Graciela, Socorro, Clara, Judith y Ruth Karina.
Estudió en la Primaria “Emiliano Zapata” de 1977 a 1981; y en la “6 de enero” de 1981-1983. Cursó la Secundaria en la “Federal No. 6” de 1983 a 1986; y el Bachillerato Pedagógico (humanidades) en el Colegio “José Ignacio Márquez”, del Seminario Menor Palafoxiano, de 1986 a 1989.
Ya en el Seminario Mayor, estudió la Filosofía de 1989 a 1992. Realizó su Año de experiencia pastoral en la Parroquia de la Natividad, Atlixco, Pue. Realizó los estudios de Teología de 1993 a 1997.
Fue ordenado diácono el 19 octubre de 1997 en la Santa Iglesia Basílica Catedral de Puebla; y ahí mismo recibió el presbiterado el 29 de junio de 1998.
En la cura de almas, fue Vicario Parroquial de Santa María de la Asunción, Izúcar de Matamoros, de 1998 a 2003; fue Cooperador adjunto de Pastoral Juvenil diocesana, de 2003 a 2005; vicario parroquial de la parroquia Jesús Divino Maestro, de 2004 a 2005; y Asesor en el Seminario Menor de 2005 a 2006.
Cursó el Diplomado en Planeación participativa en la Universidad Iberoamericana, en 2003. Posteriormente realizó estudios en Roma, obteniendo la Licenciatura en Teología con especialización en Historia de la Iglesia en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, de 2006 a 2008. Además realizó el estudio superior en arqueología cristiana en el Pontificium Institutum Archeologiae Christianae, también en Roma, de 2007 a 2008.
A su regreso a México, fue profesor en el Seminario Mayor Palafoxiano, de 2008 a 2018; colaborador en la Curía diocesana, de 2008 a 2009; asesor de Filosofía en el Seminario Mayor desde 2009; asesor del Curso Introductorio de 2011 a 2020; fue Secretario de la Vicaria de Pastoral, de 2014 a 2016. Sirvió además como Rector del Santuario Guadalupano Arquidiocesano, de 2017 a 2020; Director espiritual de los laicos asociadosa la Congregación de Misioneras de la Caridad, de 2009 a 2019; y párroco de Jesús Buen Pastor, Rivera Anaya, de 2020 a 2021.
Además, fue Capellán del Instituto México de Puebla, de 2003 a 2004; Capellán de la Congregación Hijas de Santa María de Guadalupe, de 2004 a 2006; de la Congregación de las Misioneras de la Caridad 2009 a 2020; y de la Congregación Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres, de 2009 a 2019.
Fue nombrado, por el Papa Francisco, como IX Obispo de la Diócesis de Huajuapan de León, Oaxaca, el 27 de marzo de 2021, Año de San José.
Con su lema: “Obediens usque ad mortem” (Obediente hasta la muerte), con un estilo jovial, entusiasta y optimista llega como Pastor de esta Diócesis el 17 de junio del 2021. Su cercanía a los sacerdotes y a toda la comunidad cristiana; con su caridad para los más desposeídos; y su sabiduría y prudencia para servir a esta porción del Pueblo de Dios, retoma el Proceso Diocesano de pastoral firmado por monseñor Teodoro E. Pino Miranda que de Dios goza. Con dos criterios maravillosos el criterio de continuidad y de vinculación.
El criterio de continuidad asume el objetivo de la Diócesis y los seis compromisos operativos para la Pastoral (reflexión profunda de la Fe, espiritualidad global y acciones pastorales en clave sinodal) y en el contexto de la consulta de los encuentros eclesiales de dialogo de México y el Sínodo de la Iglesia universal.
El criterio de vinculación hace que todos los agentes de pastoral estén vinculados con todas las estructuras parroquiales, provinciales y de la CEM, de igual manera con todas sus acciones pastorales a realizar para lograr el lema del Sínodo: Comunión, participación, misión. Con esto, toda la comunidad Diocesana entra en la comunión de unos con Dios y de unos con otros para el cumplimiento fiel del deseo de Jesús “Padre que todos sean uno como Yo y Tú somos uno” (Juan 17).
Así mismo, dos prioridades: promover las vocaciones en general y de manera especial la vocación a la vida sacerdotal a sabiendas que toda la pastoral de la Iglesia en cierto modo es vocacional. La segunda prioridad es el amor a la Eucaristía entendida como santo sacrificio de la misa, sagrada Comunión y adoración (Santísimo Sacramento). Para esto urge renovar y reforzar algunas estructuras de la Diócesis con un estilo sinodal.