Al mediodía del pasado jueves 21 de marzo, se efectuó la Solemne Misa Crismal en la Santa Iglesia Catedral, presidida por nuestro Obispo Mons. Miguel Ángel Castro Muñoz y concelebrada por los sacerdotes de nuestra Diócesis, quienes renovaron las promesas que hicieron el día de su ordenación.

En esta celebración, nuestro Pastor Diocesano hizo la bendición del óleo de los enfermos, el óleo de los catecúmenos y la consagración del Santo Crisma, con los que se impartirá la gracia sacramental en todas las parroquias y comunidades de nuestra Diócesis durante el próximo año.

En su homilía, Mons. Miguel Ángel, le recordó al presbiterio la importancia de su servicio y misión en la comunidad: “Queridos padres, aquí radica nuestra dignidad sacerdotal, entendida como elección, unción y misión. Somos dispensadores de la gracia, somos el instrumento previamente ungido en el pecho, en la frente, manos, y en la cabeza… Somos los portadores del bálsamo de la alegría, por la sanación, purificación y renovación que experimentan las personas que con fe se acercan al hombre de Dios, provisto con los sacramentos pascuales del Señor”

También les dijo: “Así que hoy, con el salmo 88, proclamamos sin cesar la misericordia del Señor a quien decimos: «tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva». Deseo y pido a Dios, que eso sea lo que, por nuestro ministerio, el pueblo de Dios experimente de él a través de nosotros, su paternidad, su protección y su salvación. Aquí está el Señor y aquí están sus Santos Oleos y su Santo Crisma. Y aquí estamos nosotros, sus instrumentos, para cumplir con fidelidad la misión encomendada de ser portadores y administradores del óleo de la alegría para el Pueblo Santo de Dios y a través del pueblo, también para el mundo”. 

Al concluir la Santa Misa, los presbíteros se dirigieron a la Casa Episcopal donde tuvieron momentos en los que compartieron la fraternidad sacerdotal.